Si hacemos caso a Elon Musk, el visionario magnate que fundó PayPal, la compañía de vehículos eléctricos y baterías Tesla o la corporación espacial privada SpaceX, la humanidad se enfrenta a una nueva y formidable amenaza: la inteligencia artificial (IA). “Es como esas historias en las que alguien convoca al demonio. Siempre hay un tipo con un pentáculo y agua bendita convencido de que así podrá controlarle, y claro, no funciona”, señala.
Su preocupación tiene mucho que ver con el dinero. Los pesos pesados del sector tecnológico están apostando fuerte en este sentido. Google, por ejemplo, adquirió el año pasado DeepMind, una empresa especializada en el desarrollo de redes neurales en la que ya había invertido Musk. El gigante de las búsquedas trabaja en un sistema informático capaz de distinguir en un vídeo una cara humana de la de un perro, gente patinando o durmiendo, un gato, Y todo por sí solo y sin que nadie haya puesto etiquetas en el archivo previamente.
Lo que se busca es que esto vaya aprendiendo a gran paso, por así decirlo, al ser consumir información de millones de grabaciones. IBM, por su parte, mejora de manera increíble a la supercomputadora Watson, que en el año 2011 derrotó ferozmente a los indiscutibles campeones del juego de preguntas y respuestas "Jeopardy!" .Su intención es mejorar las funciones cognitivas del ingenio y comprobar sus capacidades para realizar diagnósticos médicos, análisis de la personalidad y traducciones en tiempo real. Los ingenieros de facebook no se quedan atrás y han ideado un algoritmo que permite reconocer un rostro con éxito el 97 % de las veces, aunque haya sido mal captado.
En realidad, el concepto de inteligencia artificial no es tan reciente como parece. Desde hace mucho tiempo y para ser mas especifica desde la epoca de el mismísimo Alan Turing (al que se considera el padre de la misma) y la construcción de su dispositivo Bombe, que le permitió poder descifrar los códigos de la máquina Enigma alemana,ya han pasado más de setenta años desde aquello. En un momento dado del film "The Imitation Game", en el que Benedict Cumberbatch interpreta al célebre matemático, en el momento en que un detective le pregunta: “¿Podrán las máquinas algún día pensar como los humanos?”. A lo que responde de forma poco certera: “La mayoría de la gente piensa que no".
Hablando con respecto a esto podemos añadir que los drones pueden ser tanto peligrosos como de gran ayuda para las personas. un ejemplo podría ser cuando estos son llevados a la guerra, consiguiendo así asesinar a decenas de personas, todas estas máquinas son controladas desde grandes distancias e incluso muchas de ellas pueden ser víctimas de virus así como de hackeos que a su vez pueden resultar mortales pues hablando específicamente de los drones que son usados por los militares pueden llegar a transportar bombas, esto como pueden ver pone en riesgo a la población cercana del dispositivo.
La fuerza aérea estadounidense mantiene más de 8.000 de estos aparatos ahora mismo para combatir el terrorismo, según la Institución Brookings. En sus operaciones, ya han matado a más de 2.400 personas en diversas situaciones dispuestas a su uso. Los modelos comerciales, por su parte, filman e investigan cualquier cosa. Por ejemplo, equipados con sensores de infrarrojos, algunos pueden detectar qué plantas están enfermas o sufren ataques de parásitos. esto a su vez es muy buenas beneficio paran quienes tienen cosechas las cuales llegan a gran porte de las poblaciones a las que son distribuidas para la elaboración de alimentos.
Así, es posible idear un plan de fumigación a la carta. Otros ayudan a controlar la caza furtiva de animales en peligro y aportan pistas a los biólogos que estudian los vuelos de las aves y sus trayectorias continuas durante los ciertos periodos. Los hay de todo tipo, formas y equipamentos. El más grande de todos, el Eitan, de fabricación israelí, posee una envergadura de 26 m, casi como un Boeing 737. Por el contrario, el diminuto Nano Hummingbird, de 16 cm, desarrollado con el apoyo de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de Estados Unidos (DARPA), podría pasar por un colibrí sin ser descubierto o eso es lo que se intenta. Los robots literalmente han despegado hacia su libertad, aunque, eso sí, bajo control humano.
Entre la robótica que permanece en tierra, dejando la que actualmente se está desenvolviendo para usos de la NASA, nos encontramos desde el Roomba, un pequeño aspirador semiautónomo con forma de disco ideado por iRobot que se ha convertido en todo un éxito comercial, hasta el PackBot, un róver militar provisto de un brazo robótico capaz desde manipular bombas hasta inspeccionar lugares contaminados por radiactividad. El TUG, por su parte, obra de Aethon, parece una especie de mesita con ruedas y sensores. Gracias a estos últimos, se desplaza sin problemas por los pasillos de algunos hospitales estadounidenses para llevar medicinas y otros suministros, Entre muchos otros más.
¿verdaderamente las maquinas llegaran a pensar de la misma forma que nosotros?
Han habido diversas respuestas conforme a esta pregunta, unos ejemplos podrían ser Marvin Minsky, cofundador del Laboratorio de Inteligencia Artificial del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), quien dice que sí cree que se desarrollarán máquinas tan inteligentes como los humanos. “No obstante, el tiempo que esto lleve dependerá de si se trabaja en los problemas adecuados y del dinero”, manifiesta Minsky. “Es un enfant terrible”, asegura López de Mantarás, que estuvo en el congreso que el MIT celebró recientemente en su honor. Otro ejemplo podría ser Ramón López de Mantarás, director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del CSIC, es uno de los más reconocidos expertos españoles en robótica e IA. “No”, responde a MUY. Y añade: “No sé qué pasará dentro de cientos de años, pero todo este tema del que se habla, la singularidad, la trascendencia, que habrá máquinas con consciencia y cualidades mejoradas con respecto a la inteligencia humana en cuestión de treinta o cuarenta años no tiene sentido... Nunca he visto un argumento científico que lo apoye”.





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